sábado, 28 de febrero de 2015

Sobre los neurolépticos

Unas palabras sobre los neurolépticos.

El mejor es la clozapina, sin discusión. Su riesgo hematológico es insignificante (abundo en el tema en esta entrada) y su mecanismo de acción, serotoninérgico y apenas dopaminérgico, todo un sopapo en la cara de ese biologicismo simplón de "psicosis es dopamina alta" (llamo biologicismo simplón a esa forma de entender la psiquiatría renunciando a entender lo psíquico, y reduciéndolo a una caricatura de receptores de colorines en el folleto infantil que trae un delegado de laboratorio).

Y respecto al resto de neurolépticos... nos hemos insensibilizado tanto ante miles de pacientes que los odian "porque no tienen conciencia de enfermedad" que señalaré dos anécdotas de dos no-pacientes.

El primero fue un paciente chino, que llevaba cinco días en medicina interna medio bloqueado, y sólo sabía decir "cabesa lenta, cabesa lenta" con angustia. Tras innumerables pruebas e interconsultas, los internistas debieron decidir que aquello era cosa de brujos, y nos llamaron a los psiquiatras. Fuimos dos R2, y al llegar, vimos al pobre hombre medio catatónico, repitiendo su letanía. Preguntamos a un traductor qué había pasado antes del ingreso. Nos contó que el paciente había intentado entrar en un país del norte de Europa, y le habían cogido los de inmigración. En comisaría debía de haberse agitado, y le habían pinchado algo. Mi compañera y yo nos miramos. Con cierto aire solemne, pedimos en voz baja un Akineton a la enfermera, y se lo pasamos en suero al paciente. Nunca olvidaré el rostro de asombro de una docena de médicos de verdad al ver a dos jovenzuelos psiquiatras curar algo...

El segundo es Antonio Escohotado, el antropólogo que probó toda sustancia psicotrópica en un largo (y arriesgado) autoexperimento fenomenológico que luego publicó. Según contaba, de cada sustancia escribía tres o cuatro páginas con sus "experiencias". Bueno. El caso es que, un mal día, decidió probar una pastillita de haloperidol... Cuenta en su libro que fueron las peores horas de su vida, y que, durante ellas, sólo pudo escribir dos palabras, con letra diminuta y temblorosa. Nunca más.

Esto nos debe hacer retomar el verdadero nombre de las cosas. Los neurolépticos son "enlentecedores neurales", útiles en algunos casos, a dosis controlada. No son antídotos de la psicosis (antipsicóticos).

Y si bien tomarlos tiene sus riesgos, a veces no hacerlo tiene más riesgos aún. Así que, con moderación, y bien indicados, pueden seguir ocupando el lugar que nunca debieron dejar de ocupar: males menores.

7 comentarios:

  1. Genial te entrada.Tan de acuerdo...
    Aún recuerdo a aquel hombre agradecido repetir "más botella, más botella " mirando el suero con akineton.
    Un abrazo

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  2. al hilo encontré esto...

    Años antes de conocer los datos recién expuestos, y sin sentir prejuicio alguno ante este tipo de fármacos, quise comprobar la naturaleza de su intoxicación e ingerí unas gotas de haloperidol. Dejé papel y pluma al alcance de la mano y sólo acerté a escribir: «inconcreta desdicha». Dos gotas más borraron cualquier rastro de autoconciencia. No he tenido coraje científico suficiente para repetir el experimento

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  3. es cita de escohotado: mola más la tuya "nunca más"
    un gusto el blog un honor seguirlo...espero que no te pase como a mi que lo dejé al tiempo...de adjunto-2.
    saludos

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  4. La verdad es que no creo que lo deje. Por cuestiones de limitación de tiempo, y porque ya había hecho un primer repaso general a la psiquiatría, he dejado de escribir regularmente. Pero como durante unos meses voy a tener más tiempo estoy preparando algunas entradas algo más ambiciosas, y en todo caso lo que siempre haré es contestar a los comentarios ya que espero que sea un BLOG vivo. Bienvenido.

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  5. Por cierto, gracias por el apunte concreto de Escohotado. Leí hace años su fenomenología de las drogas, y la anécdota era poco literal (aunque esencialmente equivalente). Un saludo.

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