viernes, 3 de abril de 2015

Chesterton, Platón, Aristóteles... y las estrellas






Hace muchos años leí por primera vez a Chesterton. Fue en mi adolescencia, y lo hice a través de sus libros más sencillos: los cuatro libros de casos del padre  Brown, y la genial metáfora del poeta y el racionalista en El hombre que fue jueves. Con los años, fui encontrando otras obras (o recopilatorios de ensayos) que sistemáticamente leía con la fruición de quien disfruta de un buen manjar. La esfera y la cruz, El hombre que sabía demasiado, Correr tras el propio sombrero, El Napoleón de Notting Hill, Lectura y locura...

En todas ellas pude comprobar claramente tres cosas: 

La primera, que me sirvió en mis años de juvenil y arrogante crítica racional a la literalidad religiosa, es que se puede ser muy inteligente y religioso a la vez (si se entienden las metáforas como eso, verdaderas metáforas, no como verdaderas descripciones literales). 

La segunda es que hay autores tan ciertos que la selección de sus mejores frases abarcaría la misma extensión que su obra, porque no son geniales en su forma de dar algunas pinceladas, sino en su forma de mirar. 

Y la tercera es que la realidad es una fuente inagotable de paradojas, no por un estilo particular de quien escribe, sino por el error ancestral (aristotélico vs platónico) de confundir los conceptos/palabras con cajas, y contemplar una y otra vez que lo real entra en cajas diversas, y se resiste a que la intentemos comprimir en una sola, o la troceemos con los filosos bordes de varias, para repartirla...

Los ejemplos son infinitos: ¿usted qué es sano o enfermo, vasco o español, de derechas o de izquierdas, normal o anormal, creyente o ateo, masculino o femenino, de donde nace o de donde pace, soltero o casado, adulto o niño, pacifista o belicoso, bueno o malo, listo o tonto, sociable o solitario?

Y uno, que tiene un poco de todo eso (como probablemente te ocurrirá a ti), sólo puede describirse en paradojas... 

Y entonces uno relee a Platón, y su concepto de "conceptos" como formas puras, constructos teóricos del cielo de las ideas, estrellas que marcan direcciones, sin que podamos tocarlas... y todo cuadra...



¿Y Aristóteles? Pues era un buen hombre, sistemático, erudito y ordenado como algunos Asperger que conozco, y que ayudó con sus ideas a construir un modo eficaz de entender la mecánica del mundo mecánico, divisible e indexable, pero que omitió en sus escritos ( o lo hizo, pero se perdió) la siguiente advertencia: 

ATENCIÓN: la clasificación de lo verdadero en porciones conceptuales es sólo una herramienta con fines académicos. No vayan a tomarla como reflejo de la realidad en sí, o acabarán disociados como personas y como sociedad, y verán como enemigo al que ve la misma realidad, desde otro ángulo. Y serán protagonistas de infinitas paradojas...

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