jueves, 23 de abril de 2015

Libros cuerdos





Hoy, día de las letras, celebración coincidente de las muertes de Cervantes y Shakespeare, quiero hablar aquí con el máximo respeto de los protagonistas de los libros más leídos del mundo: El Quijote, y el Nuevo Testamento. 

Ambos son libros que obligan a leer a muchos niños, con el error de quien nutre con poemas de amor a quien aún no ha amado. Y claro, los niños prefieren a Harry Potter, con razón... Si de mi dependiera, ambos libros deberían estar desaconsejados a menores de edad mental, para que no se inmunicen, generando prejuicios, ante dos historias tan universales... Sospecho, dicho sea de paso, que ambos son reflejo literario de personas admirables que existieron de verdad.

Y escribo esta entrada porque, en la necedad postmoderna, alguna vez han surgido debates en torno a la salud mental de sus protagonistas ...

Empiezo por don Quijote

En la vergonzosamente simplona taxonomía psiquiátrica actual, los debates giran en torno a diagnósticos como trastorno bipolar (esa grandiosidad, ese entusiasmo, y ese realismo quasi depresivo al final...), pero surgen también expertos que apuntan a una esquizofrenia, un Asperger, un trastorno adaptativo por agotamiento lector (quizá el DSM VI pueda incluir la bibliofilia como trastorno...), etc, etc...

Bobadas.

Don Quijote era un hombre enamorado, capaz de ver la Dulcinea que hay en una Aldonza. 

Era un hombre cultivado, que alimentó con historias hermosas su mente ideal, y no fue mezquino, como bien dice Chesterton de esos que leen acerca de estatuas de dioses sin avergonzarse de su propia desaliñada e indolente fealdad; estudian los testimonios de actos magnánimos y públicos sin avergonzarse de sus vidas ensimismadas y ocultas. Se han convertido en ciudadanos de un mundo irreal y, como los indios en su paraíso, persiguen con jaurías de sombras un ciervo de sombras (enlace) Como el cura, el barbero y el ama de llaves, que le quemaron los libros...

Era un hombre sensible, que no pasaba inconmovible ante el dolor ajeno. 

Era un hombre de acción: actuaba frente a las injusticias. 

Era generoso: daba gratis, porque el motivo (proteger a los desvalidos) lo valía. 

Era valiente: puso su salud en riesgo más de una vez. 

Fue tomado por loco: es normal. Cuando una sociedad de alma pequeña ve a un idealista que arremete contra los gigantes del sistema, le parece un fanático enfadado con un escaparate, o un molino... 

Y era, sobre todo, tremendamente cuerdo. Sabiendo que los idealistas suelen ser descuidados en lo práctico, se hace acompañar de un buen escudero, hombre pragmático y terreno a más no poder: el buen Sancho Panza. Es curioso: el amor a una idea hermosa es tan contagioso, tan atractivo, que al final, incluso Sancho, el pragmático, el terrenal, el hombre-panza, termina enamorado, y quiere volver a recorrer el mundo desfaciendo entuertos y salvando doncellas, mozos y viudas... 

Y es entonces el bueno y cuerdo de Alonso Quijano quien, nuevamente con realismo, le dice ahora no, amigo Sancho, eso seria locura...




¿Y Jesús de Nazaret? 

Por razones similares a don Quijote, se le podía tildar de bipolar (esas ideas mesiánicas, esa tristeza en el huerto de los olivos, esa madre que hablaba con ángeles, esa grandiosidad de decir que era hijo de Dios...).
Y como en psiquiatría simplista todo se parece, también surge en el debate de "expertos" el diagnóstico diferencial de cualquier psicosis: esquizofrenia, trastorno delirante, trastorno de personalidad, reacción psicótica a sustancias...

Pero vamos a dejar, como otras veces, que los simples sigan con sus debates bizantinos, y vamos a revisar lo que sí sabemos. 


Sabemos que Jesús era un niño despierto, educado en la cultura y fe hebreas, pero también criado de pequeño en Egipto, lo cual sería enriquecedor sin duda. Posiblemente fue nutrido por gran afecto materno, y por un ideal paterno de padre ya mayor, y de pueblo patrio, pero sin patriotismos excluyentes. Se cuenta que con once años debatía con los sacerdotes en el templo, y si has conocido a algún niño de once años culto, sabes que es poco frecuente, pero posible. 

Sabemos que no se sabe qué hizo desde su juventud a sus 30 años, pero que su familia, siendo sencilla, era conocida en Judea (¿no es ese el hijo del carpintero?). 

Sabemos que era un buen poeta (habla en metáforas, entiende la esencia tras lo literal de las Escrituras, usa parábolas, resume todas las leyes en dos muy sencillas de amor...). 

Sabemos que su modo de entender el mundo y la vida guarda muchos paralelismos con Sidarta Gautama (dejo enlace), los vedas, y la cultura del norte de la india (y a pie desde Judea se llegaba en aquella época con relativa facilidad, atravesando Persia/Irán, o en barco,mira el mapa y verás que no hay más distancia que diez veces la que hay entre Judea y Egipto). 



Resulta verosímil, pues, que esos años "desconocidos" de su vida hubiese querido seguir conociendo sabiduría, y acudiese a formarse a oriente, o bien entrase en contacto con comunidades que se habían formado ahí. Así, además de sabiduría, pudo haber aprendido un modo de vida comunitario, y quizá técnicas de sanación oriental hindú. Ahora imagina que alguien con esa formación (educado en las costumbres hebreas, hindúes y egipcias, cosmopolita, sanador y sabio) vuelve a su tierra natal y se dedica a señalar un modo de vida sencillo, de amor al semejante, de elogio de la humildad y crítica de la hipocresía, de respeto a los marginados por el judaísmo oficial (enfermos, prostitutas, tullidos, pecadores, paganos, niños, mujeres, mendigos...) y crítica firme pero serena a los poderosos y adinerados...

Hasta aquí, veo poca enfermedad, y mucho de admirable (etimológicamente, milagro significa "lo ad mira oculum", hacia lo que deben mirar los ojos, lo admirable). 

E imagina que, actuando con coherencia, se dedica a sanar gratuitamente a la gente que se lo pide con sencillez, insistiendo en el carácter natural (cualquiera puede hacerlo si confía, en la técnica, supongo) y huyendo de cualquier sombra de magia (aunque sus espectadores, gente sencilla, admirados por los ad miraculum, se empeñan en darle este sentido...). Me imagino a Jesús suspirando, repitiendo una y otra vez con paciencia que lo importante es cuidar  al enfermo, no despreciar al "endemoniado" ni al catatónico que parece muerto o paralitico (y al ver casos concretos, tratándoles) y levantando a más de un ciego o sordo simulador o histérico, mediante una charla serena y confidencial. 

Incluso sus otros milagros son, como mencionaba ayer que pasa con la historia que contamos a los niños el día de Reyes, actos mágicos para las mentes sencillas, que esconden realidades admirables para quien los mira con profundidad (daba de comer a muchos repartiendo con sensatez lo que se recoge de aquí y allá, permite que una boda siga la celebración enseñando que si se mezcla con agua el poso de las tinajas de vino, sale un zumo de uva delicioso, enseña a sus apóstoles el uso del cayuco, esa mínima expresión de barca muy usada en la India, que se maneja de pie si se confía y se mantiene el equilibrio, detecta los signos sutiles que avisan de la presencia de peces a la derecha de una barca, o del fin inminente de una tormenta...)

¿Y sus profecías?, pensará alguno. Bueno. Cuando alguien sabe mirar e intervenir, la vida es tan predecible como ese juego de origen indio, el ajedrez...


Por todo ello, y mucho más, pienso que Jesús, en lo que conocemos, no actuó como un loco. Actuó como el mejor y más auténtico sanador de almas y cuerpos (hoy diríamos psiquiatra) de la historia. Y así, con ese doble sentido próximo y remoto, mientras decía a sus prójimos "venid a mí los que estéis cansados y agobiados, que yo os aliviaré", millones de personas remotas en espacio y tiempo, cansadas y agobiadas, han encontrado consuelo bien próximo en sus palabras...

Y estoy seguro de que, de vivir hoy, estaría mucho más cómodo entre los pacientes pacientes que entre los endiosados psiquiatras.



Alguno quedará aún con preguntas. ¿Y lo de la Transfiguración, oiga, con Pedro, Juan, Santiago, Elías y Moisés? ¿Y su muerte y resurrección? Eso también tiene explicación, creo, pero hoy no toca contar mi hipótesis, porque podría causar risa o escándalo, y no sería justo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario