miércoles, 15 de abril de 2015

Versos cantables de psiquiatría (5)

FELICIDAD



Hace mucho, en un reino lejano,
con justicia reinaba un gran hombre.
No tenía ni amigos, ni hermanos.
Era un ser humano.
No importa su nombre.

 Poseía riquezas sin cuento
 en tesoros que había ganado.
 Pero un día soltó un juramento.
 No estaba contento.
No estaba saciado.

Algo dentro de sí le pedía
y ningún buen manjar le llenaba.
Algo dentro de sí le dolía,
mas nadie sabía
lo que le faltaba.
Decidió ir a buscar lo profundo
que pudiese llenar su vacío.
Y se fue, como un buen vagabundo
y salió a ver el mundo
sin miedo ni frío.


 Preguntó en facultades y templos.
 Preguntó a los más sabios y viejos.
 Pero nadie le daba un ejemplo
 ni risa, ni tiempo,
 ni buenos consejos.

 Buscó mucho también en las cosas,
 en la fiesta continua, el exceso,
 en tratar de cazar mariposas
 pupilas graciosas
 con ojos perversos…
 



 Y al final, agotado y rendido,
 se sentó a recobrar el aliento,
 y así estaba sin más, distraído,
 y  de pronto un sonido
 llegó con el viento.

Era un hombre tocando un flautín
que sonaba como un sentimiento.

Y el buen rey, conmovido por fin 
le quiso pedir 
su sencillo instrumento.

  El buen hombre accedio sin tardanza
  Y el buen rey sonrió imaginando
  Lo feliz que le harían las danzas
  Y el hombre sin flauta
  Se fue caminando

  Pero entonces el rey que buscaba
  lo que no consiguió entre los sabios
  escuchó una sencilla tonada 

  que el hombre silbaba
  sólo con sus labios…



 Y entendió en ese mismo momento
 la enseñanza que no tiene edad:
 el tesoro de un hombre contento
 es su movimiento…
 Es feliz y da.


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