viernes, 12 de junio de 2015

Concentrarse

Hoy quiero aprovechar una entrada que escribí hace un par de meses sobre los tres cerebros que coexisten en nosotros (quien quiera verlo en detalle puede pinchar en este enlace). Quiero recordar aquí que en síntesis esos tres cerebros (nombrados de distintas maneras por distintos autores o culturas) vienen a ser:

nuestra parte animal instintiva 

nuestra mente racional, lógica, consciente 

nuestra mente espiritual/idealista/ética


Pues bien: vamos a suponer que esos tres cerebros son como círculos, y que cuando hablamos de centrarnos nos referimos a que los tres círculos tengan un mismo centro (es decir tengan un mismo foco de atención).





Me recuerda al cuento de Michael Ende en el qué narraba cómo unos exploradores contrataban los servicios de porteadores indígenas para una marcha que se calculaba de cinco días de duración. Resultaba en el cuento que la marcha se hacía a un ritmo mayor del previsto, pero que el tercer día los porteadores se detenían durante toda una jornada, sin dar explicaciones. Al término de la marcha, que efectivamente había durado cinco días gracias al parón anterior, los exploradores preguntaban al jefe de los indígenas por la razón de la detención de éstos, y el jefe, con esa sabiduría ancestral que da la vida en la naturaleza y en la comunidad, les contestaba: es que habíamos ido demasiado rápido y teníamos que esperar a nuestras almas...




Si lo entendemos así, podemos ver diversas maneras de centrarnos, y por contra diversas situaciones que van a hacer difícil que nos centremos.

Para centrarnos de modo pasivo basta con que:


1. Que nuestro foco de atención sea atractivo para los tres cerebros (como puede ser nuestra persona amada, o un asunto interesante que los llena) 


2. Que nuestros tres cerebros estén masivamente activados o masivamente enlentecidos (los neurolépticos o las anfetaminas pueden servir de excitantes generales o enlentecedores generales que logren "centrarnos" en la apatía o en la excitación , pero me parece que ninguna de las opciones señaladas es deseable en situaciones normales)


¿Y qué circunstancias contribuyen a no estar centrados?

1. Tener nuestro cerebro instintivo demasiado excitado por necesidades básicas no cubiertas (hambre, sueño, ganas de ir al servicio...). Ejemplo: es difícil que un niño que no ha dormido bien, o que no ha almorzado, o que ha desayunado poco, se concentre...

2. Tener nuestro cerebro idealista demasiado excitado por asuntos que atrapan nuestra atención y nos hacen estar en las nubes, mientras ante nuestros ojos lógicos transcurre algo no tan interesante. Ejemplo: es difícil que un niño se concentre mientras rumia la injusticia de tener un castigo inmerecido, o mientras otros amigos le dicen cosas interesantes...

3. Tener nuestro cerebro idealista aburrido ante algo que transcurre frente a nuestros ojos lógicos que ya hemos comprendido a la primera, y que sin embargo se empeñan en repetirnos, o por algo que nuestro cerebro lógico no es capaz de comprender y se empeñan en hacernos interesante sin conseguirlo. 




¿Y qué podemos hacer para centrarnos cuando las circunstancias no lo ponen fácil?


Cuando como adultos queremos concentrarnos, podemos elegir entre relajar nuestro cuerpo y nuestra mente (poniendo la atención de esta última en nuestra imaginación/espíritu), o realizar una actividad que ocupe nuestra mente y atraiga al mismo tiempo nuestro espíritu sin excitar excesivamente el cuerpo. Otra es vaciar la mente espiritual (es decir, dejarla en blanco) centrando la atención de la mente lógica en las sensaciones corporales. 
También podemos hacer como algunas personas que logran hacer interesante lo tedioso, añadiéndole un ingrediente lúdico (se le llama gamificar).

¿Y en los niños?

Pues se puede intervenir a varios niveles:

Individual: Procurando que duerman y coman bien, enseñándoles a detectar sus estados de "desconcentración", y alguna técnica de relajación o de concentración (repetir mentalmente una frase, o contar, o rezar). Otra opción es reclamar al espíritu y el cuerpo gracias a la lectura de libros que les interesen (según gustos: dinosaurios, misterio, aventuras, Blyton, Stilton, Ende...) y en caso de ser necesario para aprobar asignaturas aburridas, la presencia de otra persona que apele continuamente a su mente (por ejemplo un profesor particular). Y animando a que saquen buenas notas en lo que sean diestros, y a que meramente aprueben en lo que sean "indiestros".

Familiar: Procurando que vivan un ambiente de seguridad básica (no gritos entre los padres, ambiente de justicia básica, afecto...). Facilitando que ejerciten talentos (los que les atraigan y hagan con destreza). No distrayendo su mente espiritual con anuncios intensos de premios enormes o castigos ominosos según las notas. Y facilitando que, por periodos cortos, sepan entrar en "modo militar" (eficacia, rapidez, ejecución de tareas propias y comunes), mediante una frase en tono sencillo y claro previamente anunciada.

Escolar: Procurando que se fomente un estilo calificador heterogéneo, que no se centre en lo puramente memorístico, y que busque modos de transmitir conocimientos de modo interesante y multidisciplinar (mira este enlace). Favoreciendo el suficiente gasto previo de la energía física que los niños necesitan liberar (aquí cabe mencionar lo absurdo del castigo que en algunos colegios se da a los niños inquietos, consistente en privarles del recreo, cuando precisamente ese breve rato de esparcimiento y recreación les permitiría volver a centrarse). Evitando poner juntos en clase a amigos habladores. Procurando que haya justicia y respeto (mira este enlace). Y entendiendo que hay niños más distraídos a los que se les va el santo cielo porque tienen las circunstancias vitales tan preocupantes o tan interesantes que su mente vuela a imaginarlas, o que tienen circunstancias vitales normales pero tienen una imaginación muy fértil y propensa a volar por su cuenta. 

En fin. Como en otras entradas, invito a los lectores a completar esta lista con aportaciones y comentarios, porque lo cierto es que vivimos muchas veces descentrados...

Edito: copio aquí un fragmento de un interesante blog llamado La brújula emocional

Hay cientos de nombres de grandes personalidades de las ciencias, las letras o la empresa a quienes se colgó la etiqueta de fracasados en el sistema educativo y que fueron expulsados de él. Ni Steve Jobs ni Bill Gates ni Mark Zuckerberg finalizaron sus estudios universitarios. Universidad que ni siquiera llegó a pisarAmancio Ortega, fundador y dueño de Inditex, obligado a abandonar sus estudios con apenas 12 años. Robert Darwin ya no sabía qué hacer con su hijo Charles, más interesado en recolectar insectos que en concentrarse en sus estudios de Medicina como venía dictando la tradición familiar. Einstein tuvo constantes problemas en el entorno académico por su reticencia a plegarse al autoritarismo de los profesores. Uno de ellos llegó a afirmar que aquel chico "nunca llegaría a nada". La madre de ThomasEdison (un niño curioso, inquieto y activo que hoy día habría sido etiquetado y medicado) sacó a su hijo del sistema y lo educó en casa tras enterarse de que su maestro lo consideraba "un caso perdido". Bernard Shaw definía a las escuelas como "prisiones donde se encierra a los niños para impedir que molesten a sus padres". Abandonó el sistema con 16 años, lo que no le impidió recibir el Nobel de Literatura, un Oscar y ser fundador de la London School of Economics.



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