jueves, 11 de junio de 2015

Las modas

Hoy quiero hablar sobre las necesidades psíquicas que se busca cubrir al seguir una moda. Y como es un campo poco conocido por mí (no sé ni la marca de ropa que gasto...), voy a empezar por echar un vistazo a la realidad.


En los seres vivos, existen cualidades atractivas (para el apareamiento, para el gregarismo) y repulsivas (para señalar que uno es venenoso, y por tanto no debe ser comido). Esas cualidades permiten a quienes las poseen generar un modo concreto de relación con su entorno. Como dichas cualidades son difíciles de mostrar directamente, a menudo la naturaleza ha adoptado un sistema de señales o signos de dichas cualidades (plumas vistosas, colores vivos, danzas, cantos...). 



Y a menudo, otros seres no tan bien dotados , han empezado a imitarlas para ser tratados como si tuviesen dichas cualidades.







En el género humano no es diferente. Si pensamos en el fenómeno de difusión de una moda, veremos que, además de algunas condiciones básicas (difusión de la información, disponibilidad a precio asequible) en las modas opera lo siguiente


1. Un deseo de mimetizarse (los que se sienten frágiles quieren no ser distinguidos de su entorno, como los insectos, o los adolescentes inseguros...). 






2. Un deseo de ser reconocidos como parte de una tribu (urbana o indígena) con cualidades deseables (ser homo géneo). En este caso, por su importancia social, el ser humano ha buscado formas externas que no sea fácilmente imitables, es decir, que exijan cierto tiempo de trabajo o dolor, para evitar los advenedizos: rastas que tardan años en crecer, labios agrandados con figuritas metálicas, agujeros enormes en las orejas, tatuajes en zonas sensibles, piercings dolorosos).




3. Un deseo de mostrar que se poseen cualidades singulares atractivas, que le hagan ser objeto de ad tención. La figura escuálida que chicas con baja autoestima buscan para parecerse a modelos, el coche potente que caballeros no tan "potentes" buscan lucir, o los labios de silicona que a modo de salchicha intentan imitar la carnosidad que dan los altos niveles de estrógenos...








                            





4. Una genuina adhesión inicial a lo atractivo de un hábito u objeto (las famosas modas cíclicas y efímeras de peonzas, yoyos, cromos, etc,) que luego sólo se mantendrá en proporción al valor real que aporte, y marcará tendencia (móvil smartphone vs móvil clásico, chilaba vs pantalones en zonas calurosas, democracia vs despotismo, etc...)





5. La admiración y el deseo de llegar a parecerse (ante los propios ojos, no ante los demás) a personas ejemplares o admirables (con más o menos fundamento, según los casos). Aquí hablamos de los adolescentes imitando el peinado de sus ídolos, o los sacerdotes de diversos credos, grupos, etc... cuando remedan con sus túnicas las de sus primeros líderes, o con sus diferentes tonsuras nos muestran las diversas calvicies incipientes o avanzadas de sus fundadores. 




La fuerza con la que se seguirán esas modas será proporcional a la importancia que les dé el sujeto (y eso a su vez dependerá de su estilo en esa etapa vital de búsqueda de afecto o validez, del valor genérico de cada moda, y de los recursos de ánimo y bienes disponibles para conseguirlo). 

¿Y la solución a las situaciones en que el deseo natural de imitar rebase lo razonable, y aparezcan conductas compulsivas de adhesión a las diversas modas? ¿Qué hacer cuando el legítimo deseo de integrarse, o de disfrutar de lo bueno que vemos en los demás, se transforma en Envidia, (el deseo desmedido por los medios que usan otros para lograr ambos fines, en lugar de ambicionar los fines mismos)? Pues el bálsamo de Fierabrás que explicaba en este enlace...

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