miércoles, 4 de marzo de 2015

El tren y la arena: acabar fácilmente con los problemas




Leí una vez la historia de un tren que a diario atravesaba un desierto, y que durante el viaje iba poco a poco dejando entrar arenilla en los vagones, con la consiguiente molestia para los pasajeros.

Los ingenieros y mecánicos se habían afanado sellando bien cada juntura, cerrando cada ventana, calafateando cada pequeña grieta. Pero nada. La obstinada arenilla insistía en entrar.

Hasta que un día, un empleado que tenía el día inspirado, tuvo una idea: montar en los vagones bombas de aire a presión, aumentando ligeramente la presión del aire en el interior del tren, de modo que fuese un poco mayor que la presión exterior.

No volvió a entrar una mota.



A veces nos empeñamos en ir a contracorriente de la realidad, pidiendo a la realidad que se comporte como queremos, en lugar de aprovechar la fuerza natural de esa realidad.
Todas las personas tenemos una serie de necesidades. Gente que pensó mucho sobre esto resumió esas necesidades básicas en cuatro:

saberse amado, saberse válido, sentirse autónomo y sentirse incluído/en pertenencia.

Muchas de las "arenillas" conductuales disruptivas son, en el fondo, torpes movimientos en busca de esas necesidades. Será frustrante para los profesionales, y nos hará ser vividos como "enemigos" por parte del paciente, luchar contra sus necesidades.

Y en realidad, es mucho más eficaz y sencillo para todos acercar a las personas a que sacien esas necesidades de un modo más constructivo:

  En lugar de hacer muros altísimos para evitar las fugas (deseo de autonomía) , crear condiciones de bienestar que no hagan desear fugarse. Hacerles partícipes del diseño de su futuro a medio plazo (preguntando, proponiendo, tomando en cuenta).

  En lugar de hacer registros diarios para evitar que alguien traiga drogas (la "pseudopertenencia" que simula el cannabis, la "pseudovalidez" que simula la cocaína o el alcohol), crear circunstancias atractivas para recrearse con libertad (autonomía), tratar a quien tenga ánimo triste (amar), reforzar la autoestima (validez) con señalamientos de aspectos saludables de quien consumía tóxicos, poner ante quien ya no los consume la agradable realidad de que se puede confiar en él, y de que la convivencia (pertenencia, amor) es más grata...

  En lugar de centrar la atención en quien lo hace mal cuando lo hace mal, centrarla (validez) en los muchos que dan pasos hacia la salud, las muchas veces que los dan.

  En lugar del impedir con técnicas conductuales sancionadoras el "pseudoamor" de la autogratificación fugaz (comida basura, encamamiento, goce en lo morboso), promover el saberse amado por quienes uno tiene a su alrededor, sabiéndose incluído (familia, compañeros, profesionales).

Y para los pequeños coletazos de problemas que aún queden, RAID.


Todo esto parece teoría buenrollista. Sí, tiene ese aspecto. Hasta que uno lo ve, y comprueba con sus ojos que, a pesar de que las palabras empleadas hasta ahora tienen el tacto algodonoso de los ideales naïf, la realidad, sin palabras, muestra lo que muestra.

Altas que son fiestas de despedida. Planes grupales. Chistes en la asamblea. Naturalidad en lo cotidiano. Comida de los jueves profesionales-pacientes. Salida grupal semanal, e individual diaria. Desayuno en terraza del barrio los viernes. Satisfacción al compartir (cuando procede) con los compañeros los logros. Charlas de psicoeducación con manos levantadas. Grupos comunitarios con respuestas maduras. No trapicheos (sí, hacemos tiras de tóxicos periódicas, tampoco hay que ser ingenuos...). No fugas (sí, hay control de entradas y salidas, tampoco nacimos ayer...). Agradecimiento. Implicación...

Gente haciéndose más fuerte, llenándose por dentro.

Y preparándose para seguir luchando fuera.



...y un día de estos el alta ya me espera.
Tendré que encontrar el rumbo a mi manera.
Lo tengo bien claro: la lucha está ahí afuera, 
pero os llevo dentro… soy de La Primera.
















1 comentario:

  1. Que difícil Guillermo, pero inspirador. Estoy empezando en un entorno como el tuyo y tengo muchoentusiasmo... ayuda saber q otros lo han logrado.
    Un abrazo, gracias por compartir!

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