miércoles, 22 de abril de 2015

Tratemos bien a los niños




No, no voy a hablar de "tratamientos". 

Tampoco voy a hablar (hoy) de "maltratos" (grandes violencias, o abusos físicos, laborales o psíquicos). Esas conductas son tan despreciables que cualquier ser humano las rechaza (y si alguien no lo hace, es que no es humano, aunque lo parezca...) y sólo de nombrarlas se me revuelven las tripas... Hubo quien recetaba a alguno de esos malnacidos atarse al cuello una rueda de molino...



Pero hoy hablaré del mal trato cotidiano. De esa extraña manera de dar a los niños un trato que no aceptaríamos como adultos. 


Hablo de: 

Pegar a un niño y luego decirle que no se pega
Mentir a un niño y luego enseñarle que no se miente

Obligar a un niño a dar sus cosas (sus caramelos, sus respuestas sobre si "tiene novio" o "de qué equipo es", un beso sonoro y sonrojante...) a un desconocido, mientras el adulto no lo hace
Regalar a un niño tantas cosas que no comprenda su verdadero valor...

Pedir a gritos un respeto que la conducta (de animal enfurecido) de quien lo pide no merece
Dejar impunes las faltas de respeto por parte de compañeros necios

Castigar sin dinero para educar en sobriedad, haciendo que desee con avidez cada céntimo
Darle gato por liebre, o juguetes y dinero por juegos y afecto

Juzgarle (premios, castigos) por un sistema académico en el que realmente no creemos nadie...
Desautorizar a los profesores en presencia de los alumnos

Mimar su autoestima de manera que se hinche sin control, como un globo

Minar su autoestima con excesivos controles, de manera que busque desesperadamente globos...

Silencios prolongados por parte de quienes deberían hablarles en su presencia

Gritos excesivos por parte de quienes deberían callar en su presencia

Destrozar con críticas la autoridad de cualquiera de los progenitores
Destrozar con críticas la autonomía de cualquiera de los progénitos (hijos)


Dejarle solo en la calle con desconocidos
Dejarle solo en internet con desconocidos

Dejarle que consuma cualquier sustancia antes de estar maduro para ello
Dejarle que consuma cualquier información en internet antes de estar maduro para ello

Darle comida de adultos antes de tiempo, sin procesarla
Darle información de adultos antes de tiempo, sin procesarla

Dejarle que conduzca un vehículo antes de saber conducir ese vehículo
Dejarle que navegue por internet antes de que sepa navegar por internet

Obligarle a hacer deberes absurdos (divisiones que ya sabe, listas de afluentes de ríos que no conoce porque nunca los ha visitado...)
Eximirle de deberes necesarios: jugar, estar con amigos, recoger la mesa, ordenar sus cosas, cultivar sus talentos no académicos, aprender historias del mundo en forma de películas o novelas, escuchar las historias familiares, reunirse con su familia extensa, rezar a quien recen sus padres...


Para quien, después de leer todo lo anterior, se pregunte cómo hay que educar, o tratar, a un niño, dejo el enlace a la entrada que hice al respecto


Alguno podrá pensar... vale, pero ¿y los Reyes Magos? ¿Y Papá Noel? ¿No les estamos mintiendo? No, hombre, les mentiríamos si no les trajesen lo que han pedido, pero el hecho es que se lo traen, ¿no?. 

Lo que hacemos es explicarles un pequeño milagro: que tres magos con camellos trepadores, o un señor de rojo con trineo volador, manejan toneladas de regalos a velocidad supersónica, un servicio postal milagroso, cámaras invisibles para ver cómo se porta cada niño y ganzúas multiuso, y llegan a millones de casas en una sola noche... (creo que a los seis años empecé a sospechar que eso no era posible, y mis sospechas se confirmaron cuando les pedí un disfraz de tigre y, de manera incomprensible en seres tan poderosos, "no les quedaba ninguno", y me trajeron el de Spiderman...

Pero lo hacemos, y lo contamos a nuestros hijos, para que entiendan algo cuya magnitud, por la edad de los niños, aún no saben valorar justamente: que miles de millones de padres del mundo, sea cual sea su credo, su afiliación política, su etnia, su condición económica o social, su estado civil, su estado de ánimo... se ponen de acuerdo una vez al año al menos en esto, en cumplir los sueños de sus hijos, generación tras generación, con el apoyo de todos los adultos del mundo, incluidos alcaldes que organizan cabalgatas, presentadores de telediario que guardan el secreto, y niños espabilados que se callan su hallazgo para no quitar ese brillo de magia en los ojos de sus hermanos más pequeños, o de sus "reyes magos" domésticos...







 Eso sí es un GRAN milagro.

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