miércoles, 24 de junio de 2015

La rabia



Un día de estos quiero hacer un pequeño inventario de las emociones humanas, relacionando cada una, a modo de señal, con esa dirección de lo deseable (o su opuesto) que nos indican.

Hoy quiero hablar de una de esas emociones que con frecuencia encontramos en nuestros pacientes, o en nosotros mismos, y que sin embargo tendemos a bloquear sistemáticamente, por temor a sus consecuencias.


Hablo de la rabia. 




Lo característico de dicha emoción es la mezcla de dolor y elevada tensión psíquica. Creo que la tensión psíquica sube cuando algo que merecía estar entero se rompe (y lo roto duele, como una herida, como el corazón cuando una muerte inesperada nos separa de alguien muy querido). 



Esquemáticamente, diría que en el caso de la rabia ese dolor tenso tiene que ver con la Justicia, o mejor dicho, con la percepción de la falta de ella. En función de si esa injusticia percibida se debe a un equivocado sentido de la misma, o a una verdadera e indignante INJUSTICIA, podemos distinguir dos tipos de rabia:


1. La enfermiza: la rabieta, esa que sienten los niños mimados, o los adultos ególatras cuando la realidad les devuelve a su verdadero ser, bajándoles de su pedestal de mentiras...


2. La genuina, esa que, citando al maestro Rodriguez, nos llega algunos días al contemplar el mundo herido, y sentir que podría ser mucho más justo, (dejo enlace a la canción)


"la rabia simple del hombre silvestre, 
la rabia bomba —la rabia de muerte—, 
la rabia imperio asesino de niños, 
la rabia se me ha podrido el cariño, 
la rabia madre por dios tengo frío, 
la rabia es mío, eso es mío, sólo mío, 
la rabia bebo pero no me mojo, 
la rabia miedo a perder el manojo, 
la rabia hijo zapato de tierra, 
la rabia dame o te hago la guerra, 
la rabia todo tiene su momento, 
la rabia el grito se lo lleva el viento, 
la rabia el oro sobre la conciencia, 
la rabia —coño— paciencia paciencia... 


Y esa que sentían ante la muerte absurda de sus compañeros los mineros de la canción de Victor Manuel , especialmente ése, "el más fiero", que "por no irse al patrón, llora en el suelo..."






Y luego está la emoción contraria a la rabia, la paz, que a su vez tiene dos formas


1. La enfermiza, también llamada indiferencia, del que pasa de largo frente a la injusticia porque no va con él, y al que Brecht dedicó su famoso mensaje , y Jesús de Nazareth algunas de sus frases mas duras (sí, imagino que él sentía rabia a menudo, de la buena, como en el templo al verlo convertido en mercadillo...) sólo superadas por sus frases contra los ególatras adictos a las riquezas, contra los desesperados en la verdad bondad y belleza de sus almas, y contra los que herían o corrompían (hoy diríamos pederastas) las almas de los niños (natación con piedra de molino al cuello, prescribía para estos...)



2. La paz que no es indiferente. Es la del que, tras la indignación, respira hondo, actúa, vuelve a respirar hondo, y sigue con sus afanes próximos...

La que sentimos, por ejemplo, quienes sabemos cuántos millones de vidas se salvarían apoyando al cigarrillo electrónico, vemos lo injusto del ataque al que ha sido sometido, y transformamos esa rabia en blogs como éste o éste . O quienes sabemos cuánto tiene que cambiar la psiquiatría, y transformamos esa rabia en blogs como éste o éste...



¿Y qué hacer con la rabia, suponiendo que la sentimos y no la bloqueamos?

Frente a ese dolor de algo que se rompe, la reacción más natural y primitiva es causar dolor (dañar al débil, afear lo admirable, robar lo complementario, o herir lo igual, como a sí mismo), como haría un animal herido que reparte dentelladas, o un ciudadano tratado injustamente que se toma la justicia por su mano (mira la película Relatos Salvajes...)

Pero hay formas más sanas de reaccionar: 

Está la forma inteligente, la de quien recibe dolor y decide buscar amor (busca autocompensarse, tratarse bien, olvidar, perdonar, no seguir extendiendo dolor a otros, ni condenarse a ese frío alimento de la venganza...). 

Y está la forma heroica, admirable, la de quien recibe dolor y decide crear amor, como Aurora Beltrán, mi paisana de Tahúres Zurdos, que cuando se sentía herida y rota, usaba ese dolor para crear canciones de amor... Esa manera de manejar la rabia dándole la vuelta, como esos hombres buenos que, otra vez en palabras de Brecht, son imprescindibles... y que al ver el mundo roto, tratan de arreglarlo.








3 comentarios:

  1. Hoy esperaba cola en un local habilitado del ayuntamiento. Cuando casi me tocaba el turno el señor de unos 40 años que estaba delante de mí ha salido a estar con su perrita y al instante la funcionaria ha venido a mí. Le he dicho que el señor de fuera estaba por delante pero mme ha dicho que le diera los papeles. Ha entrado el señor rápido y furioso , y sin educación me ha espetado: usted ya sabía que yo estaba delante! Le he sonreído y le he dicho que así era. La señorita que me atendía le ha dicho con firmeza: esta señora ya me lo había dicho. Espere que le atienden ahora.
    Creo que me he contenido contenta de no contestarle porque esas pequeñas injusticias nos sirven de deporte espiritual
    Si no , le hubiera dicho que al menos me tratara como a su perrita...
    Jajaaa. Ahora me desahogo con este post
    Gracias por ser ayuda en la distancia

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  2. Dices bien. La contención nos pone contentos, pero viene bien cierto desahogo... Enhorabuena por tus decisiones.

    Un amigo mío proponía fundar un Partido de Pequeñas Cosas, que arreglasen las pequeñas injusticias cotidianas. Ojalá prospere algún día algo así. De entrada, yo propondría dos medidas:

    1 un botón de stop y apertura de puerta manejado por pasajeros para cuando el chofer de un autobús no abre (pudiendo, por estar parado en rojo, por ejemplo) a un sudoroso viandante que se acaba de dar un carrerón...

    2. Un inspector de incompetencia, que ponga de patitas en la calle a esos zánganos que todos conocemos en nuestro trabajo pero que, por llevarse bien con el jefe, o por ser jefes, eran intocables...

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  3. Un buen blog que ayuda a manejar las situaciones, puesto que las aclara

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