viernes, 24 de abril de 2015

Cómo tratar bien a cualquier paciente







Voy a hacer aquí un ejercicio de minimalismo, entendido como el arte de realizar lo esencial, adaptado a las circunstancias, pero sin concesiones a detalles accesorios, inútiles y costosos.

Voy a imaginar que atiendo a cualquier paciente del mundo, y a tratar de dar las orientaciones básicas en función de cada caso. Para que se entienda mejor, pondré enlaces a otras entradas del blog en las que abundo en algunos temas.

A ver qué tal.

Empecemos por definir motivo de consulta

Siempre es el mismo: un daño (dolor o déficit que quita paz o libertad), 

propio (angustia, ansiedad, tristeza, rabia) o ajeno (violencia, o conducta preocupante para quien le quiere y la ve, o torpeza inapropiada para los talentos que tenía), 

subjetivo u objetivo (en realidad esto segundo es lo narrado por otro, así que quizá mejor decir subjetivo de terceros).

Empezamos a intervenir:

Si del breve relato inicial se desprende grave alteración del juicio, sujetarle (o sea, hacer que no pierda su ser de sujeto, y llamar a más personas, y empezar a turnarse para contener y observar). No hablo de correas. Hablo de samur, policia, personal, otros familiares...

Si del breve relato inicial se desprende incongruencia de los síntomas con sus antecedentes psíquicos, derivar a medicina interna

Si ya hay condiciones de seguridad previas (conducta, patología somática urgente) podemos hacer preguntas para filiar el daño (ver psiquiatría en dos minutos). 

Y a partir de ahí: tratar

A. Si es daño por circunstancia dolorosa, escucha empática e invitación al cambio si es algo cambiable, o a manejar las valiosas y legítimas emociones... E invitar a tomarse bien su tiempo...

B. Si es daño por personalidad vulnerable, valorar (a través de su conducta) si lo que busca ávidamente es afecto, pertenencia, autonomía o autorrealización (todos buscamos todo: lo que causa daño es hacerlo ávidamente, y cada trastorno de personalidad es la búsqueda ávida de alguno de esos bienes, o de todos a la vez, como pasa en el TLP, o a través del daño ajeno, como pasa en el trastorno antisocial). Normalmente: tras cada compulsión lo que hay es un gran deseo (filia) de una de esos bienes, o un gran rechazo (fobia) a su pérdida. Una vez encontrado qué busca y de qué huye (en esencia) invitarle al cambio tanto si es un niño, o un senior, o un superdotado, o un paciente crónico. El fundamento es el mismo.

C. Si el daño es por consumo de sustancias, indicar una retirada progresiva, pero sólo tras haber identificado el deseo que había tras esa compulsión (como digo más arriba, y abundo en esta entrada)

D. Si es por causa somática tratable, tratarla, y aliviar mientras tanto los efectos secundarios de la causa somática o su tratamiento

E. Y si es por vulnerabilidad cerebral (genética o adquirida) en forma de hipersensibilidad... Depende

E.1. Si es hipersensibilidad del ánimo (cuadros afectivos) lo explico ampliamente en esta entrada, pero si con lo natural no es suficiente, se deben dar eutimizantes, y sólo neurolépticos o timolépticos cuando aparezca exaltación o depresión clínica, y con mucho cuidado, para no inducir virajes.

E.2. Si es hipersensibilidad a los detalles (cuadros obsesivos) dar técnicas de relajación, aconsejar apoyo practico para lo diario (secretario, empleada de limpieza, enfermera) y que viva en un entorno lo más sencillo y austero, sin miseria, claro, y que busque un trabajo para el que la minuciosidad sea virtud.

E.3. Si es hipersensibilidad a los procesos del hemisferio no dominante (antes llamado don de profecía, pero que adquiere forma de esquizofrenia en esta esquizo-sociedad que obliga a vivir inhibiendo fenómenos mentales.. ) darle el apoyo de lo crónico, lo senior y lo superdotado (tienes los enlaces arriba), con especial hincapié en un entorno sereno, sobrio, sin sobreestímulos, y con herramientas para cultivar la armonía (música, yoga, nicotina sin humo...). Como (actualmente) con lo natural no es suficiente, se deben dar neurolépticos a dosis más bien baja (el mejor, la clozapina).

Y tres cosas breves sobre los tratamientos 

Viene bien abordar todo lo anterior acompañado: el sentido común se busca en común. Otro día hablaré de las terapias grupales, sistémicas, familiares, de pareja, etc...
Si uno es ese apoyo, hay que cuidarse, y saber cuidar (tienes varias entradas al respecto en este blog)
En psicofármacos, casi siempre menos es mejor

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